Guantánamo, 19 nov (ACN) Cuando los caminos de montaña en Imías se hicieron más intransitables de lo habitual después del paso del huracán Oscar y muchas de sus comunidades quedaron aisladas, el traslado de suministros para la gente comenzó a llegar a lomo de mulo, como bien lo atestigua Mariolis Argüelles Matos.
Le dicen Niñito, pero muy lejos está de serlo quien, junto a una docena de arrieros, realizan desde entonces la hombrada de acarrear toneladas de alimentos de la canasta familiar normada, donativos y otras mercancías, por senderos irregulares y riesgosos, imposibles de transitar por vehículos automotores.
Presidente del Consejo Popular Los Calderos, a unos 14 kilómetros de la cabecera municipal y delegado de la circunscripción 28, El Cuero, asegura Mariolis que el sistema de arrias de mulos lo tienen bien organizado con el Consejo de Defensa.
Todo se ordenó rápido, por conciencia de las personas y donde quiera que hubiera un mulito, no solamente un arria de siete u ocho, se pusieron en disposición de cargar la comida del pueblo, que es lo que nos corresponde en la zona de la montaña, porque hasta allá no puede llegar ahora ningún carro.
Explica que se organizan por arria de mulo y de acuerdo con la cantidad de mercancías se acomodan por circunscripción, El cuero, Los calderos, Tío Pancho y entonces cada arriero es responsable de cargar la mercancía de su zona, aunque si se necesita apoyo de una hacia otra, se ayudan.
¿Cuántos viajes hemos dado? Unos cuantos, tantos, que yo digo que las herraduritas que les pusimos a los mulos ya se han gastado, son lugares a más de 11 kilómetros de distancia, como mínimo, más de 19 mil personas que esperan las mercancías, de 40 bodegas, pero también nos rotamos, según el trabajo que haya, para el descanso.
Las condiciones son difíciles con los mulos porque son lugares de muchas pendientes, existen derriscos del río que los vemos y los coge de sorpresa, hay cantidad de huecos y es algo muy peligroso.
Nosotros nos movemos temprano en la mañana porque en la montaña, por característica, llueve por la tarde y entonces aprovechamos para trasladarnos rápido hacia allá y que nos dé tiempo, ahora estamos esperando por el kerosene porque tenemos toda la zona oscura.
Demoramos entre dos y cuatro horas, depende de los lugares, porque hay algunos muy distantes y no hemos podido llegar a una sola bodega, en Explanada de Duaba, pero bueno, por allá por San Antonio del Sur se está entrando con vehículos fuertes.
Aunque acostumbrados al acarreo de producciones agrícolas en tiempos normales, Mariolis dice que como todo animal, algunos de los mulos son bastante mansos, pero otros son malcriaditos; todos se van educando poco a poco, muchos no han salido de la montaña, le tienen miedo a los carros, pero están ahí, ellos han conocido también la necesidad, refiere.
Yo converso mucho con los arrieros, fui el primero que rompí la barrera y les decía que en estos momentos se prueba a los hombres, hace cuatro meses perdí a un hijito y me eligieron como delegado y aquí estoy, son las cosas que demostramos los agradecidos.
La disposición está para lo que haga falta, más bien me preguntan, delegado ¿cuándo vamos a cargar?, eso es algo que ellos lo tienen interiorizado, conocen la necesidad que existe, que no es un capricho, sino que la naturaleza lo quiso así y hay que enfrentarlo y si tenemos que pasar un año en esto, lo pasaremos, pero aquí estamos.
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