En el año del Centenario de la villa —1919— en manos de otro José catalán, Ferrer y Sires, exportó un millón de sacos de azúcar por un valor de 17 millones de pesos. El propietario, miembro de la New York Coffee and Sugar Exchange, regenteaba por entonces dos oficinas: una en Argüelles número 150 y la otra en Wall Street 80.