“Hemos respondido con propuestas de solución a las todas preocupaciones de los trabajadores, pero si no hay trabas, qué falta”, se preguntó José Luis Tapia, viceprimer ministro. Él mismo se respondió: “falta la capacidad y gestión de los cuadros para hacer las cosas con más dinamismo y nivel de solución. Si en cada provincia hay ejemplos positivos, porqué eso no es la generalidad”. Aunque en muchos escenarios se habla hoy de perfeccionamiento del comercio interior, tal consideración parecería eufemística, pues con total desenfado se manifiestan en muchas unidades del sector ―estatales o no― insuficiencias que podrían eliminarse, entre ellas salarios mínimos que divagan en número creciente de empresas y unidades básicas, porque sus directivos no asumen con creatividad todas las prerrogativas que les ofrece el entramado jurídico a la llamada Empresa Estatal Socialista. Asimismo, en otras pululan bodegueros, carniceros, en fin, comerciantes, que permanecen ociosos mientras las paredes de sus centros son carcomidas por telarañas, y en casi ningún lugar es realidad aquello de que “el cliente siempre tiene la razón”. Esos son solo algunos de los feos lunares que pudieran argumentarse para destacar lo mucho que aún le resta a nuestro comercio interior para llamarse perfeccionado, algo posible, pero a lo que hoy contribuyen en forma negativa la estrechez económica nacional, y un débil funcionamiento sindical con poca utilización de sus espacios orgánicos, entre ellos las asambleas de trabajadores. La culminación el sábado último de las sesiones de la Segunda Conferencia Nacional del Sindicato de Trabajadores del Comercio, la Gastronomía y los Servicios, encabezadas por Ulises Guilarte de Nacimiento, integrante del Buró Político y Secretario General de la Central de Trabajadores de Cuba, evidenció una vez más el esfuerzo estatal y sindical por eliminar las muchas barreras que lastran el comercio minorista, algo en lo que resalta la distribución, bajo cualquier condición, de una canasta familiar, que aunque menguada, ha podido llegar a las más de 12 mil bodegas del país. También, entre otras aristas, el debate sostenido desde las estructuras de base puso de manifiesto que la tendencia al crecimiento en valores del plan de circulación mercantil minorista como elemento regulador de las finanzas internas estuvo marcado por incrementos de precios y no de ventas de productos y servicios. Si bien la autogestión en gastronomía define gran parte de unos recursos que siempre suministraron abastecedores tradicionales, aún no es aprovechada en segmentos como los servicios personales y técnicos, la venta de mercancías, el alojamiento, y la actividad mayorista, con énfasis en la parte alimenticia. Afiliación, tema de primer orden El proceso de la conferencia ―la reunión más importante de la organización sindical― se vio afectado a partir del lanzamiento de su convocatoria en octubre del 2021, por los efectos de la Covid-19, la carencia de una más efectiva política de cuadros y en su parte final por la falta de combustible, que obligó a que esta sesión final se realizara a través de video conferencia, dada la imposibilidad de trasladar a La Habana a los delegados del resto de las provincias. A pesar, el análisis constituyó un valioso momento en que las autoridades partidistas y gubernamentales, y muy especialmente los sindicalistas presentes, expusieron sus valoraciones sobre cómo enfrentar el imprescindible desarrollo del comercio interior, una actividad que con mala marcha solo tributa al descontento y malestar de la población, con todo el riesgo que ello conlleva. En tales asuntos sobresalieron varias intervenciones, por ejemplo las de los jóvenes Aliana Ottomuro y Luis Boffil, líderes del proyecto La Ruta Joven del Comercio, la de Yuleidy Echevarría Amorós, al frente del Buró Sindical del Ministerio de Comercio Interior, la de Jorge Gutié Sánchez, secretario del sindicato en el área de ventas de 100 y Boyeros, y otras, todas destinadas al mejoramiento de la labor sindical en sus respectivos centros de labor. Se reiteró que no puede demorar más la aplicación de sistemas de pago más eficaces, que partan de elevar ingresos por la multiplicación de la oferta de bienes y servicios; que crezca el rol principal del sindicalismo como representante de sus trabajadores, aumentar la capacitación con la mirada dirigida esencialmente a los jóvenes; más objetividad en la conformación de los planes. Muy especialmente fue analizado el tema de la afiliación, pues este sindicato, aunque llamado a ser el de mayor número de trabajadores no estatales del país, presenta en la actualidad un negativo nivel de sindicalizados provenientes de ese sector. El límite del salario es lo que pueda generarse “Perfeccionamiento es calidad de los servicios a la población y que esta reconozca esos servicios. ¿Cuánto más nos queda por hacer? se preguntó Tapia Fonseca. Hay un grupo de unidades que han logrado el perfeccionamiento y lo que falta tiene que ver con el líder que la dirige, su preparación, su motivación y creatividad, y sobre todo con la integración de los factores. En cuanto a los ingresos fue preciso: “No hay límites, se gana todo lo que seamos capaces de generar. No hay que esperar a que venga alguien a decir lo que se tiene que hacer. Si la unidad tiene pérdidas, entre todos hay que analizar las razones, y si el que está al frente no resuelve, entonces es la propia sección sindical la que tiene que pedir que lo cambien. “Si el asunto es de impagos entre empresas, de falta de conciliación, de carta de crédito ―y aquí se habló de eso― es responsabilidad administrativa, no del sindicato”, precisó Tapia. Por su parte Betsy Díaz Velázquez, ministra de comercio interior, destacó que “el perfeccionamiento del comercio es posible, y si no hubiéramos aplicado esa política no habríamos llegado al lugar en que estamos, aún en medio de la difícil situación que vivimos”.