Una de las prioridades marcadas por el Presidente Cubano para avanzar en la recuperación en Pinar del Río es lograr mayor eficiencia e integralidad en el funcionamiento de las oficinas de trámites a la población.

Ellas son las encargadas de certificar los daños ocasionados por el huracán en las viviendas, una ruta crítica imprescindible para viabilizar la venta de materiales de la construcción a las familias que sufrido afectaciones en sus inmuebles.

No es tan simple cuando se trata de más de 85 mil viviendas afectadas, según estadísticas reveladas, de ellas más del 51 por ciento con daños en parciales de techo.

Sin embargo, avanzar en la certificación de las pérdidas permitirá que una de las huellas más duras que dejó Ian se puedan ir borrando paulatinamente, junto con el esfuerzo propio de las personas dirigidas a la recuperación de lo que el ciclón derribó en función de ser reutilizado en el camino de la reconstrucción.

Durante las primeras jornadas tras el paso del huracán, una valoración inicial demostró que esos trámites no marchaban con la rapidez que la complejidad del momento ha requerido.

Por un lado ha estado quizás una inadecuada interpretación inicial de cómo implementar el proceso de llenado de datos en las planillas, por el otro un sistema organizativo por debajo de lo que se requiere para atender al elevado número de personas que deben ser atendidas en estas oficinas para realizar el trámite correspondiente.

Identificado el problema, autoridades del Ministerio de Finanzas y Precios, Comercio Interior, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, entre otros, acudieron a rectificar posibles distorsiones del proceso.

También fueron a fortalecer con la incorporación de recurso humano especializado las oficinas de trámites, a perfeccionar los mecanismos organizativos y las estructuras jerárquicas en cada sitio de recepción y a robustecer toda la cadena que tributa a atender a una mayor cifra de personas afectadas para que reciban, en el menor tiempo posible, el apoyo del Gobierno.

Así las cosas, las venideras jornadas deben marcar el despegue definitivo de esta actividad de atención a la población, una experiencia que comenzó a aplicarse tras el paso de huracanes por la zona más oriental del país y que quedó para siempre en aras de contribuir a lograr un mayor control y fiscalización de los recursos que con mucho esfuerzo destina el Estado para situaciones de este tipo, y en correspondencia, a que cada cosa que se distribuya llegue a su destino final.

Quedan días duros de trabajo porque la magnitud de los daños en la provincia pinareña  no son algo que se resuelva de un día para otro, y en eso debemos ser muy realistas. Pero avanzar dependerá no solo de recursos materiales que son importantes, sino de cooperación, intensidad en el trabajo, y también de movililzar e incorporar todas las fuerzas de la comunidad posibles en bien común, como dijo nuestro presidente, juntos podemos más.

Sucedió lo inevitable: Ian dejó los estragos de la furia de sus vientos y la intensidad de sus precipitaciones; ahora necesitamos otro huracán humano de mayor intensidad aún para borrar más temprano que tarde, las huellas de un fenómeno meteorológico que ha movido corazones pero también ha activado voluntades, inteligencia, creatividad, optimismo y mucho humanismo. Y contra eso nadie puede.

Tomado de Radio Rebelde