Mi vecino Paco aceptó la tarjeta para cobrar su salario porque según el, fue impuesto en su centro de labor. Le he explicado de las ventajas que tiene el dinero electrónico, pero no entiende, todas son molestias y si de ir al cajero se trata… mejor ni hablarle.

María Eugenia, la viejita del otro edificio, llegó a la bodega “volá como una cafetera”, se pasó más tiempo en la cola del cajero automático de lo que sus cansadas piernas le permiten y total, me dijo, “para recoger unos pocos pesos que se me van a millón, porque la vida está de cara…”

En lo que a mi respecta, soy un defensor a ultranza de las tarjetas magnéticas, muy a pesar de la escasez de cajeros automáticos y concentrados en el centro de la ciudad, los maltrechos POS o puntos de venta, que hasta mal funcionan en las tiendas en MLC. Por suerte EnZona y Transfermóvil vienen a salvar la honrilla del intento de informatizar los servicios…

Y es cierto, es agónico ir al cajero automático -no así caída la tarde o en la noche. Además de la espera, te dispensan el dinero en billetes de alta denominación que para cambiarlos es otro problema… aunque ya un billete de uno, cinco o diez pesos son prácticamente objetos museables en la cartera…

Pero optimista al fin, la noticia me llegó mediante las redes sociales y de conversar -por oficio- con algunos de los implicados: se prepara en Cienfuegos el servicio de caja extra y será beneficio para todos, al menos así lo veo y espero que las dificultades sean mínimas.

Se podrá extraer dinero de las tarjetas magnéticas, en las bodegas, un comercio bien cercano a todos, hasta un límite de mil pesos, para lo cual debe tener instalada en su teléfono móvil alguna de estas plataformas de pago digital, que cada vez nos son más útiles.

Pregunté de dónde saldría el efectivo para garantizar el servicio y la respuesta es lógica: de la recaudación de los propios comercios en las comunidades, de ahí el límite en cantidad y aunque poco con los precios actuales, para resolver una necesidad inmediata, nos ahorra tiempo y disgustos.

La experiencia funciona en otras provincias cubanas y tiene resultados, así consta en sitios en internet de La Habana y Matanzas, por ejemplo. En Cienfuegos hay que capacitar al personal que nos vende la canasta familiar normada y aprender muchos, muchísimos a utilizar el código QR, que hay que actualizarse, porque la generación no digital es mayoría en eso de colas, mandados y lo que llegue a la bodega.

Estoy loco por ver a María Eugenia, para darle la buena nueva, también al reacio Paco y muy importante, a mis bodegueros ayudarlos en el convencimiento de que entregar efectivo a sus clientes, disminuye los costos asociados a la transportación, manipulación y custodia de efectivos en los establecimientos.

Caja extra, aun en ciernes, promete aliviarnos un tanto el obtener dinero en efectivo, aunque lo mejor sería tener que utilizarlo cada vez menos. Esperemos entonces que arranque, tenga aceptación y resultados, sería un extra para aliviar tensiones cotidianas y avanzar en medio de la era digital que tenemos encima.

Tomado de Perla Visión